Observo a lo lejos
a otros gritar, jugar,
cantando por las calles
sin nada por que preocupar.
¡Cuanto quisiera ir con ellos!
pero no puedo,
tan sólo he de mirar
porque hoy hay que comer,
porque tengo que trabajar.
Es la triste y frecuente realidad de muchos niños en nuestra sociedad.